Te presento “El micromanagement, el macromanagement y el efecto Dunning-Kruger“, en el gran escenario empresarial de un western corporativo.
¡La película más emocionante del mundo empresarial! En esta atrevida función del “El bueno, el malo y el feo” o del “El micromanagement, el macromanagement y el efecto Dunning-Kruger” todos ellos se dan la mano y compiten en una batalla épica por el título al peor villano del management moderno.
Prepárate para un viaje algo cínico y sarcástico mientras desvelo la tragedia humana que existe detrás de la cortina de humo de los resultados financieros de las empresas.
En el despiadado mundo del micromanagement, los managers se convierten en dictadores de cubículo, observando cada movimiento de sus esclavos con una lupa de sadismo. Mientras tanto, en el reino del macromanagement, los cabecillas flotan en las nubes estratégicas, tan desconectados de la realidad del día a día que podrían confundir un informe de ventas con un menú de restaurante. Añadiendo a todo ello, un precioso efecto Dunning-Kruger, sí, sí, sí aquello de que los managers incompetentes se creen que son los Césares del coliseo, sin darse cuenta de que están dirigiendo a sus gladiadores (a los que son de verdad competentes) hacía la perdición.
Evidentemente claro que todo puede empeorar (…podría llover…), ya que en el sórdido escenario descrito del micromanagement, los empleados son tratados como marionetas en un teatro grotesco, donde la autonomía y la creatividad son sacrificadas en el altar de la microgestión. Mientras tanto, en el tranquilo reino del macromanagement, en el que la dirección “ni está, ni se le espera” la falta de un verdadero manager y de una supervisión adecuada convierte a los empleados en náufragos perdidos en un mar de ambigüedad y confusión. Y en el abismo del efecto Dunning-Kruger, los líderes incompetentes conducen a sus tropas hacia un abismo de ignorancia y fracaso, convencidos de que están liderando una legión de conquistadores.
Las consecuencias dramáticas de todo estos monumentales errores de management, no son pocas y son tan predecibles como trágicas:
- En el micromanagement, los empleados se convierten en mártires de la burocracia, quemados en la hoguera de la microgestión.
- En el macromanagement, la empresa se convierte en un barco sin timón, navegando hacia el horizonte de la irrelevancia.
- En el efecto Dunning-Kruger, la incompetencia se convierte en el legado de los líderes ciegos que guiaron a su imperio hacia la ruina.
¿Es posible escapar de este círculo vicioso de tiranía, desconexión y estupidez? Quizás, yo no lo sé. Pero mientras tanto, en lugar de luchar contra los molinos de viento, podríamos aprender a reírnos de nosotros mismos y de nuestras propias miserias. Después de todo, ¿qué es la vida sino una película absurda en el gran escenario del Universo?
En la auténtica película corporativo que forman “El micromanagement, el macromanagement y el efecto Dunning-Kruger“, la tragedia y la comedia se entrelazan en una danza grotesca de burocracia, incompetencia y cinismo.
Si realmente las empresas desean escapar del oscuro abismo de la mediocridad, deben aprender a equilibrar el deseo de resultados con el cuidado y el respeto mutuo a sus empleados. Tal vez así y solo tal vez así, las empresas por fin encuentren el equilibrio deseable y lleguen a conciliar sus legítimos beneficios económicos con el aumento de la calidad de vida de quiénes lo hacen posible, sus empleados, sus gladiadores.
josé martínez
